jueves, 6 de julio de 2017

No es fácil ser feliz y ser poeta

Escrito el 3 de julio durante la Fiesta poético–musical: en la desolación de los lunes de julio a las puertas de la librería Domiduca de Alcalá. El siguente evento es el lunes 10, tomad nota.

 No es fácil ser feliz y ser poeta


Ay, qué flojera esta tristeza fuerte
que en azul tinta sin llorar destilo;
condenso mis dolores sin cubeta,
sajo mi pena con pluma sin filo.
De verso alegre quiero probar suerte
pero...
no es fácil ser feliz y ser poeta.

No es fácil ser feliz y ser poeta.
La viva luz de julio baña mi contento,
sois todos mis amigos, nuevos o garantes
del tiempo que otorgáis y estáis atentos...
(Termino ya, no me he inspirado antes.
Dejadme un vino o dos, ¡no tengáis jeta!).

No es fácil ser feliz y ser poeta:
la purísima curva con que mi amante posa
quisiera transcribir en mi libreta.
Se enrosca cual felino y es ágil como un corzo,
tan sensual su sonrisa, tan marcado su... e s c o r z o.
(Creo que hoy ya no escribo, me ha surgido otra cosa).

No es fácil ser poeta si feliz.
La rosa es roja y el tallo cimbrea
mi nervio y mi hueso plenos de belleza.
Me huele el gozo, llena esta cabeza
de chorlito, cuevo blanco o de perdiz.
(¿Le cambio la maceta? Esta es fea).

Así que nunca llego a preservar
en versos un trocito de presente;
el vivo se burla del escribiente,
no quiere escribir 'beso' y sí besar.

Esta foto la he tomado prestada
del feisbuc de Diana Gómez.
¡Gracias!




Segundo café

Segundo café de la mañana, pero tomé el primero hace poco así que es casi como desayunar dos veces seguidas, ¡ese placer!
Once y mucho a doce y mucho, sí. He permanecido demasiadas horas en la cama durmiendo, despertando, soñando muchísimo. Muchísimo. Pesadillas y no-pesadillas, pisto de vivencias con tropezones de angustia. "Tropezones", qué palabra graciosa.
Todos los días algunas, varias o bastantes veces a lo largo de la jornada tengo ganas de matarme (porque morirse es demasiado lento). No sé si me pasó por primera vez a los 14 años o a los 16 o antes pero es una pulsión que se quedó. Vivo con ella como con la dermatitis, aunque a veces creo que va siendo hora de quitármela o al menos dejarla en anecdótica. Quitar esa fea costumbre de las ganas de matarme como quien quiere dejar de morderse las uñas.
Segundo café de la mañana, sin galletas. No me entran.
Probablemente me haría falta gimnasio para subir de peso pero en bien. Estoy delgada, blanca y fofa: la estética es lo de menos, es que me está costando remontar mi estado de salud, mi flojera. Dejarse morir es ¡tan lento! tardas toda una vida que puede ser larga.
No, quizá no debería pensar en ir al gimnas

tengo que enviar un mens

comprar en el súper y cocin



escrib


hoy aún no he bailado ni besado ni dibujado hoy puede que no haya vivido la fruta en verano cuando llueve esta canción dos cartas a medio redactar no, no lo sé arroz blanco está bi


distinguir incuria de desorden es casi impos

(no)