sábado, 28 de marzo de 2015

Si soy yo la espada

–Lleva paso firme, pero camina con ligereza.
Sólo se tropieza una o dos veces en el filo de la katana: la primera hiere, la segunda mata.

–¿Y si soy yo la espada?

–Posiblemente no sangrarás, pero tampoco te puedes forjar a ti misma.
Sólo recuerda: durarás si tu acero es muy dulce por dentro y el de fuera tiene pocos dobleces.
Debes saber también que tener el alma complicada no te resta agudeza.

–Madre, ¿duelen los golpes?

–A esa pregunta sólo puedo responder:
Lleva paso firme, pero camina con ligereza.
Sólo se tropieza una o dos veces en el filo de la katana.

Nakano Takeko (1847-1868)


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